martes, 5 de marzo de 2013

6. Relación con otras edificaciones

La Iglesia de San Miguel de Lillo pertenece a un conjunto de obras promovidas, como ya hemos mencionado anteriormente, por el rey Ramiro I. Este conjunto está compuesto por Santa Maria del Naranco, Santa Cristina de Lena y San Miguel de Lillo. Santa Maria del Naranco se encuentra situada en la ladera Sur del monte del Naranco, en dirección opuesta a Lillo, mientras que Santa Cristina de Lena está situada a 35 km al sur de Oviedo, cerca del valle de Lena. A continuación veremos ambas plantas.

6.1 Plantas:

Santa María del Naranco

Vista exterior de Sta Maria del Naranco
Tiene dos niveles bien diferenciados: la cripta o planta inferior, y la planta superior que está dividida en tres espacios internamente. A la planta superior se accede mediante una doble escalinata situada en la fachada Norte, que da a parar a un vestíbulo, tras cruzar éste nos encontramos con un espacio rectangular compartimentado en tres salas. Esta división se corresponde con la división espacial de la cripta inferior. La sala central es la de mayor tamaño, y está cubierta mediante una bóveda de cañón, al igual que las otras dos iglesias, por tanto éste es un factor en común. Dicha bóveda está dividida mediante arcos fajones y comunicada con dos miradores en las zonas Este y Oeste. La sala rectangular de mayor tamaño es la conocida por el nombre de “sala noble”, dispone de arquerías en sus cuatro paredes interiores (en las largas y en las cortas) que descansan sobre columnas dispuestas en haces, con fustes torneados en forma de sogueado helicoidal, otro factor en común con la iglesia de San Miguel de Liño. La nave abovedada se divide en sus extremos más largos en siete arcos fajones de dovelas en piedra, que descansan sobre ménsulas. Los extremos menores tienen una obertura generada mediante una triple arcada, que da acceso a los miradores y que también están abovedados al igual que la sala central, mantiene la continuidad de las arquerias murales. Destaca la utilización del arco perpiaño, que tiene su origen en Oriente. 

Planta general de Santa Maria del Naranco

En el exterior, destacan los frontispicios Este y Oeste, unos elementos que encuadran y decoran la portalada central de un edificio. En ellos existe una división en tres niveles, separados por líneas de imposta con un dibujo estriado. El edificio se asienta sobre un zócalo que lo recorre perimetralmente y sobre él se alzan ocho contrafuertes con decoración estriada que se adhieren al muro de las fachadas más largas, en correspondencia con las columnas de la arquería ciega del interior.
 
Santa Cristina de Lena

Vista exterior de Santa Cristina de Lena
Su planta está compuesta por una Nave única abovedada y rectangular a la que se le han adosado cuatro cuerpos rectangulares que están situados simétricamente en el centro de cada fachada. El primero de los cuatro recinto adosados es un vestíbulo abovedado situado en Occidente, que tiene hacia el exterior una puerta generada mediante un arco de medio punto con dovelaje en piedra, que descansa sobre dobles columnas entregas con fuste y capitel liso. Este espacio se comunica con el cuerpo central mediante un vano adintelado. En la parte superior del vestíbulo está la tribuna real, que se prolonga hasta el primer tramo abovedado de la nave mediante un arco semicircular con dovelas de piedra. A la tribuna se asciende mediante unas escaleras de piedra adosadas al muro
Planta general de Sta. Cristina de Lena

En la parte Oriental, se abre un cuerpo que configura el santuario del altar. Tiene una disposición atípica que consta de un solo ábside, ya que en la arquitectura asturiana normalmente se recurre a la cabecera tripartita recta. Por tanto hay vínculos evidentes con la arquitectura visigoda. Su interior es abovedado con un sólo arco perpiaño y una arquería ciega adosada a los muros Norte y Sur.

Adosados al muro septentional y al de mediodía, se sitúan las otras dos estancias abovedadas. La orientada al septentrión conserva una ventana al norte de similares características ornamentales que la abierta en el ábside. Ambas disponen de puertas con arcos de medio punto y dovelaje en piedra que están comunicadas con la nave de la Iglesia. La función que cumplían estas dos habitaciones se desconoce.    
 
En el exterior se disponen treinta y dos contrafuertes elevados sobre un zócalo que recorre perimetralmente el edificio, y que no necesariamente se corresponde con los pilares interiores ya que no todos cumplen función de contrarresto de peso. El aparejado es de sillares irregulares, unido mediante mortero de cal y arena. En las esquinas se usan sillares escuadrados pero de forma desigual, ensamblados a soga y tizón.

6.2. Coincidencias arquitectónicas.
Estos edificios reúnen características en común entre si, que a continuación expondremos, siguiendo un orden de lo más general a lo más específico.

Las tres cubiertas interiores de las tres iglesias asturianas  coinciden en su tipología, las tres son bóvedas de cañón construidas en piedra, que les proporcionaban una gran altura nunca vista hasta el periodo gótico. 


Como consecuéncia de ésto, los edificios tienen que articular una serie de elementos con los que reforzar la estructura del edificio. Estas bóvedas se construyen con un material muy ligero conocido como la piedra de toba o tufo, y se apoyan sobre arcos fajones que descargan la presión vertical hacia unos contrafuertes situados en los laterales, que resultan visibles en el exterior del muro. La articulación de éstos elementos hace posible la sustentación de éstas bóvedas.

Pilastras de la nave central de San Miguel de Lillo


La tribuna coincide en el caso de San Miguel y Santa Cristina, y se encuentra situada definitivamente sobre el vestibulo, en el cuerpo occidental de la Iglesia:

Tribuna de Santa Cristina de Lena


Tribuna de San Miguel de Liño




En cuanto a los materiales utilizados en la construcción de las iglesias se utilizan sillares bien encuadrados y más regulares en la construcción de los muros. El sillarejo (sillares más pequeños y toscamente labrados) no desaparece sino que es de mayor calidad, además las dovelas están talladas en piedra en vez de en ladrillo, y se tiene un especial cuidado en los ángulos y contrafuertes. También se sigue utilizando la mampostería de piedra de arenisca, y mortero de cal y arena.

Muro de Santa Cristina de Lena
Muro de Santa Maria del Naranco
Muro de San Miguel de Lillo

6.3. Coincidencias en Artes figurativas

En Santa Maria del Naranco, hay ornamentación en la sala noble, los miradores y sus frontispicios exteriores. Por otro lado, en Santa Cristina de Lena se sabe gracias a una investigación arqueológica realizada por Lorenzo Arias Páramo, que una vez existió un programa pictórico que decoraba toda la parte interna, y que por tanto la pone en relación con San Miguel de Lillo. 

En todas las iglesias se llevan a cabo representaciones figurativas por primera vez en el arte asturiano, apareciendo así la figura humana tanto en relieves, decorando capiteles y medallones, como en la pintura mural al fresco de los muros (apenas conservadas hoy). Dichas representaciones se combinan con las de carácter ornamental, que tienen su origen sobretodo en la imitación de modelos de otros campos artísticos como la orfebrería, pintura o el arte de los tejidos. 

Izq. y Centro: clípeos con animales  y relieves con Cruces
Derecha: Relieve historiado figurativo
Vemos un ejemplo de ambas representaciones en las paredes longitudinales de la sala noble, y en los lienzos Norte y Sur de los miradores de Santa Maria del Naranco: los clípeos se ensamblan a las ménsulas por fajas o bandas historiadas, sobre las cuales se apoyan los arcos perpiaños. El enmarque de estas bandas es un cordón sogueado y su interior queda decorado por doble arco, apoyado sobre pequeñas columnas y dividido en dos pisos.
En la parte superior de uno de éstos relieves aparecen dos figuras con trajes plegados, que portan cestos sobre sus cabezas (interpretación desconocida). En la parte inferior en posición afrontada hay dos jinetes blandiendo sus espadas. La técnica de talla tiene como resultado un acabado suave y redondeado en sus perfiles. En otro de éstos relieves historiados observamos una cruz con el Alpha y el Omega.

Decoración sogueada en arco de San Miguel de Lillo
Medallón y relieve figurativo de Santa Cristina de Lena

Existe una importante preséncia de columnas adosadas y exentas que se decoran con motivos sogueados en los fustes. El sogueado es una decoración característica del arte asturiano que recibe ese nombre por parecerse en su dibujo a una cuerda gruesa o soga. Los capiteles suelen ser o bien de influéncia clásica corintia, o troncopiramidales invertida.

Sogueado de columna, Sta. María del Naranco
Pilares sogueados cercanos al ábside de Sta. Cristina de Lena














Los contrafuertes abundan tanto, que dejan de cumplir solo una función sustentante para pasar a ser ornamentos propios del edificio que articulan su muro a través del ritmo de entrantes y salientes. La decoración de éstos contrafuertes es un estriamiento, que recuerda a las columnas de la antiguedad clásica.

Contrafuerte decorado de San Miguel de Lillo
Contrafuertes decorados de Sta Maria del Naranco







Por último, las celosias se perfeccionan y son realizadas sobre placas de piedra llegando a adquirir cierta complejidad. Los rosetones calados, son una novedad de éstos edificios, ya que suponen un adelanto en el periodo románico y gótico.  
Rosetón fachada Occidental de San Miguel de Lillo
 
Celosía fachada San Miguel de Lillo



Celosía fronstispicio Sta Mª del Naranco
Celosías de influéncia árabe de la barrera
litúrgica de Santa Cristina de Lena

Bibliografía:
  • ARIAS PÁRAMO, L., Prerrománico Asturiano: El arte de la Monarquía Asturiana, Ediciones Trea S.L, Gijón, 1993. pag: 133-157, 167-192, 193-211.







 

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