lunes, 4 de marzo de 2013

7. Construcción y reconstrucciones



7.1. Construcción de San Miguel de Lillo:

San Miguel de Lillo se construyo entre 840 y 850 durante la época de Ramiro I. Mientras se construía, hubo un cambio respeto al proyecto original para incluir la tribuna, lo que lo obligó a cambiar el plan constructivo y a la reutilización de algunos elementos. En algún momento se derrumbó parte del edificio y se tuvo que construir una cabecera para cerrarla, quedando la iglesia de menor tamaño.

La iglesia se debió empezar durante el reinado de Ramiro I, aunque hay estudiosos que la sitúan unas décadas antes, concretamente durante el reinado de Alfonso II. Pero la teoría más aceptada es que se inició la construcción en la época de Ramiro I, como confirman algunas antiguas crónicas.

Por el 840 aproximadamente, se empezó la fase inicial. Se construyeron los muros, enlazándose con los contrafuertes. Los muros se hicieron con mampostería de lajas de caliza blanca, dorada y ferruginosa, construyéndose por bancadas sucesivas. Para arcos constructivos se utilizó ladrillo y para los elementos decorativos, la arenisca, principalmente. El suelo se hizo con la técnica del opus signinum.

En ese momento se construyeron dos tipos de ventanas: las troneras y las ventanas de celosías. Las troneras se ubican en la parte baja de la nave transversal, en los tramos del ante-escalera y en las cámaras de la tribuna. Las ventanas de celosías son de medio punto con un marco rectangular donde se encaja la celosía. Se sitúan una en cada tramo lateral de la fachada principal y en las fachadas laterales.

A esa fase inicial le pertenecen las cuatro basas que ahora se encuentran en las semicolumnas de los extremos de los muros de carga aunque no era su posición original; además de las impostas. Se cree que las basas estaban preparadas para ser empotradas a paramentos seguidos o para las esquinas del interior.

Cuando aún no se había acabado la construcción, hubo un cambio de proyecto para insertar la tribuna. Ello provocó la reutilización de elementos preparados para el proyecto anterior en sitios dónde no les pertenecía y la creación de otros, generalmente de caliza. A continuación, se expondrán los cambios más relevantes:

Se tuvo que añadir semicolumnas a los muros que levantan la tribuna. El fuste de esas pudieron haber pertenecido a columnas exentas que aún no se habían colocado, modificadas para su nueva función. Sobre el fuste, se pusieron capiteles también reutilizados. Las basas de esas semicolumnas son las mencionadas anteriormente.

Los fustes de las semicolumnas de la ante-escalera también pertenecían al proyecto originario, pero las impostas son de nueva creación. Para la inclusión de las impostas, se tuvieron que modificar las ventanas, de manera que quedaron recortadas y sin el marco. Las semicolumnas sujetan los arcos de ingreso a la ante-escalera, de los cuales el arco sud es reutilizada. El arco norte no sé sabe con exactitud.

En cuanto a las aberturas que comunican la tribuna con las naves laterales, se han hecho con piezas del proyecto original que no estaban preparadas para este lugar. Pero sus arcos no se sabe si pertenecen al proyecto primitivo o si son de nueva creación. Durante esa reforma se incluyeron las jambas con el motivo del circo, tema tratado anteriormente en el apartado de las artes decorativas. Las piezas hechas para el nuevo proyecto son algunos arcos, como el de la embocadura oriental del coro alto o los de entrada a las escaleras del coro. También se construyó la ventana de la cámara ciega occidental.

En algún momento se derrumbo parte del edificio. Según algunos autores (Schlunk, Pita, Caballero Zoreda, Cid, Arias) se habría arruinado poco después de su construcción, en el s.IX o XI, según otros en el s.XIII (Manzanares) o en el s.XVI (Selgas). También contamos con el documento de Ambrosio de Morales, del s.XVI, que describe a San Miguel de Lillo como una iglesia completa. Por otra parte, a partir de análisis con el C14, García de Castro propone la fecha de erección de la cabecera por los siglos XI y XII. Por lo tanto, la fecha del derrumbe es incierta.

Después de su ruina, se tuvo que acondicionar el templo construyéndole una cabecera. Se construyó un ábside parecido al actual y habitaciones laterales. Las habitaciones adosadas se situaban al lado sud del ábside y al oeste del templo. También se colocó un cancel que cerraba el último tramo de la nave central original. Se construyó un campanario y un coro alto. También se abrieron las ventanas altas en las naves laterales y se hicieron leves reformas en las puertas de las cámaras de la tribuna, referentes a los cierres. Además, se colocó un cielorraso.

En el s.XIX empezaron los estudios sobre el templo. También en ese momento se inició la principal restauración moderna, bajo la dirección de Andrés Coello. Se empezó con la demolición de las habitaciones adosadas y del campanario. Cerraron la puerta sud del ábside. También hubo un desmonte y remonte de la esquina norte de la iglesia, de las partes altas del tramo septentrional de la fachada occidental y del tramo occidental de la fachada norte y los contrafuertes de la fachada norte. Se restauraron los remates de todos los contrafuertes. Se levantaron los enfoscados del pórtico y de parte de la tribuna para comprobar los materiales y si había cámaras laterales en el pórtico.

Posteriormente se han ido haciendo algunas restauraciones de menor importancia, las cuales citaremos a continuación:
  • La nueva pavimentación de la tribuna (de cal) y de la iglesia (con losas de mármol).
  • La construcción del actual altar.
  • La restauración de las ventanas.
  • El translado de la pila de agua bendita, del suelo sobre las losas de mármol al tramo sur de la nave transversal.
  • La apertura de un hueco en el muro sur del pórtico y en los tramos de ante-escalera.
  • Las remociones de las escaleras y la excavación de sus suelos.

7.2. Reconstrucciones teóricas:

Las propuestas reconstructivas empezaron a medianos del s.XIX. Pero todas concluyen en que lo conservado actualmente componía la tribuna occidental, excepto González García, que lo considera la cabecera de la iglesia. 

En 1900, Lampérez propone una planta prácticamente cuadrada con tres naves configuradas por dos arcos, cabecera tripartita con el ábside central avanzado y arquerías murales. La reconstrucción de Selgas, en 1908, no difiere mucho de la anterior, excepto por la cabecera: sólo habría un único ábside.

Un año más tarde, Haupt sigue con la planta de tres naves, pero añadiéndole un nuevo intecolumnio. Quedaría una nave central dividida por dos arquerías de tres arcos, con bóveda continua sostenida por arcos fajones.  Las bóvedas de las naves laterales se situarían de manera perpendicular a la cubierta de la nave central, diferenciadas en altura. La cabecera sería recta, con un ábside central con arquerías interiores.

En 1917, Llano llevó a cabo unas excavaciones en el monumento. A partir de ella, al principio sugiere la planta descrita por Haupt. Luego propone otra con cuatro intercolumnios, una cabecera recta con el ábside central con arquerías ciegas dobles y un contrafuerte en el muro norte, además de una bóveda sin arcos fajones. Después de las excavaciones de Llano, Lampérez expone dos propuestas más: un aula de cuatro arcos y otra de seis.

En la década de los 40, Schlunk propone una planta rectangular con tres capillas acabadas en un muro continuo.  La planta mediría 10,05 por 15,85 metros y se dividiría en cuatro tramos.

En 1974, González García da un giro a las reconstrucciones hechas hasta el momento. El tramo oeste, el conservado actualmente, lo atribuye a la cabecera del edificio. De esta parte, no considera la tribuna como un elemento original. Al igual que Llanó, cree las arquerías son de cuatro arcos y la bóveda prescinde de los arcos fajones.

En 1993, Arias sugiere una planta con tres naves y cinco intercolumnios, con cabecera recta tripartita. La nave central tendría cuatro arcos fajones y el ábside central tendría un ligero sobresaliente y arquerías ciegas en los paramientos interiores.

Noak y Arbeiter, al año siguiente, proponen una iglesia con  cuatro o cinco intercolumnios en el aula y con el ábside central construido con muros más sencillos que la reconstrucción anterior. García de Castro, en 1995, defiende su teoría, pero explica las irregularidades del interior del edificio con un cambio de proyecto, causado por el derrumbe y añadiéndole la tribuna en las segundas obras.

A pesar de que la teoría de Arias sea la más aceptada, todavía no hay una tipología exacta de como era originariamente el monumento. Solo se sabe que constaba de tres naves y de cabecera rectangular. El resto son especulaciones.

Bibliografía

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